Tú y sólo tú eres dueña de tu Vida.
Nadie más que tú tiene derecho a decidir por ti.

Y lo que decidas ten la certeza de que es lo correcto, siempre y cuando lo hagas con Plena Consciencia y en Absoluta Libertad. En el momento en el que tomes una decisión que no esté fundamentada en estos dos Principios Vitales, es muy probable, que te sientas “destronada”.

La Vida nos pone muchas pruebas para que nos afiancemos en nuestra propia Soberanía. Para que habitemos nuestro Reino Interno, Insondable e Inhóspito.

Cuando Siento, Pienso y Actúo en coherencia estoy ejerciendo como Soberana de mi Vida.

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Las Mujeres reconocemos muy bien cuál es la sensación de estar “destronada”. Cuando no habitamos nuestro Reino Interno empezamos a sentirnos terriblemente desubicadas.

Cuando esto sucede…si afinas el oído escucharás una Voz dentro de ti que clama por tu Presencia.

Es la Voz de Lilith, la primera Mujer que habitó la tierra, y que te habla en tono imperante para que Recuperes tu Poder.

Es la Voz de la Loba, que aúlla sin cesar con la esperanza de que en algún momento te unas al Aullido de la Manada.

Es la Voz de Durga, la Diosa Hindú, que fulminó al mismísimo demonio montada en su Salvaje Tigre y haciendo uso de sus armas.

Es la Voz de Pelé, la Diosa de los Volcanes, que Late y Palpita bajo la Tierra esperando tu Despertar.

Y si sigues afinando tus sentidos verás que tu Cuerpo empieza a dar señales de disconformidad. A menudo suele haber un descenso pronunciado de la Energía Vital, seguido de un entumecimiento, acompañado de algún “dolorcillo” y envuelto por una niebla que te conduce a un estado de aletargamiento profundo.

Aunque estos síntomas se pueden dar también en otras ocasiones, como en un periodo propio de deambular, hay una Intuición Profunda que te indica cuál es la causa primaria que provoca dicha sensación.

Confiar en nuestra Intuición es lo más valioso que tenemos.

Desde mi perspectiva, el Habitar a la Soberana que hay en nosotras es el centro de la Espiral que tantas Mujeres hoy en día estamos transitando.

Sobre este principio se fundamentan todas las Propuestas de Trabajo que nacen de «La Escuela de Mujeres».

Cuando Habitamos nuestro Reino, ocupamos Nuestro Lugar. Y entonces todo se recoloca en un Orden Natural.

Haciendo raíces a la Soberana que hay en mí,

Myriam

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