Aquí lleva días lloviendo sin parar. El río baja a cada segundo con más Fuerza y su Presencia se hace cada vez más notoria, dentro y fuera de mí.

El sonido de sus aguas es tan grande que empieza a sonar como un estruendo.

Ayer, hacia el atardecer, quise bajar a sentir al río. Sentí su Fuerza como me recorría desde la planta de los pies mientras mi útero palpitaba.

Es una Fuerza Implacable, Destructiva y a la vez Fluida. Tan acorde a los Ciclos de la Vida/Muerte/Vida.

Sus aguas bajaban rápidas y turbias pues están arrasando con todo aquello susceptible de ser renovado. Así funciona la Vida Salvaje que aguarda en lo alto de las montañas y que también aguarda en el interior de cada Mujer.

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Sus aguas bajan decididas y tempestuosas dispuestas a llevarse todo lo que se deban llevar.

No hay lugar para la duda ni para el apego, todo se llena de Vida en todas sus múltiples formas.  Su decisión es imparable.

Y a nosotras, las Mujeres, tan sólo nos queda bendecir el proceso y aprender para cuando nosotras también necesitemos limpiar nuestras vidas de los desechos que se acumulan en ella.

Miro el río y me miro a mí. Es fácil ver la correlación que hay entre ambos. Nos observamos como dos amantes a punto de entremezclarse apasionadamente.Sus aguas dan impulso a mi fase Bruja para que libere todo aquello que no debe estar en el próximo ciclo.

El río ruge y yo rujo con él.

A lo lejos escucho la Manada que se une al estruendo de las aguas. 

Feliz Luna Nueva,

 

Myriam